pe-perreíto pe-pe-perreíto eso de ahí son árboles dice. yo miro y solo veo hileras de tallos plásticos verdes. los límites se han redibujado. hay perspectivas que se nos son negadas. esto hay que saberlo, porque sucede, todo el tiempo, aún sin que nos demos cuenta. en la laguna del pueblo, que ahora está cercada y no puede visitarse, hay carteles antiguos con indicaciones para turistas. y miradores solitarios en mitad de donde ya no puede pisarse. ¿nos echarán de menos las aves que antes observábamos? ¿a ti te gustan los cipreses? a mí no, son los árboles del cementerio. me gusta mi voz. me dicen que es dulce. también me gusta mi rabia. cuando grito mi voz dulce no es. un olmo creo que es el árbol que había en el huerto. ¿te acuerdas? no me acuerdo. ¿para qué sirve un tractor? para preparar la tierra para la cosecha. ¿para qué sirve un conejo que corre por salvar su vida? que te gusta más el paseo, ¿para este lado o para el otro? me da igual. ¿qué más cosas te dan ...
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l u f t m e n s c h
Hoy diría, por ejemplo, qué buen día hace para pasear sin miedo. Para bailar hasta tarde. Para elegir tres palabras. Para empezar una causa. Para ver nuestras postales y mirar entre las nubes, como personas de aire. Para reírse muy fuerte. Para tachar de una lista. Para jugarnos la suerte con una moneda al aire. Para besarte en los labios. Qué buen día para comerte mejor.
Dile que pronto
ResponderEliminarDile a la laringe que pronto. Y díselo también al párpado,
a esa colcha con arena debajo, a esa princesa irritada en la madrugada
por un guisante. (Lo cierto es que ya es tarde: pasadas las tres).
En el.. bueno, sí, esa palabra, también medio muerta... ¿“ distrito”?
En el distrito de la piel todos se conocen.
Dile a la laringe que pronto. Y díselo también al párpado.
Las noticias corren por aquí de boca en boca (propia); el aire,
por el magnetófono de las arterias, va devanando rumores
grabados: semillas del trueno. Ya es tarde, puesto que
casi ha amanecido. Plántate en el cuarto de baño, examina de cerca la faz
del espejo. No el rostro que surge al fondo. Sino lo que ha depuesto sobre ella
el polvo, la raya del vidrio. Díselo a la laringe. Y también al párpado.
En primer lugar, que ya pronto. En segundo lugar (aún más
en primer lugar), que a pesar de ser tarde, daréis vuestro pleno apoyo,
merced a toda esa oscuridad, vista en realidad, de la semilla del globo,
a esa zona exacta de piel, a ésa en la que durante un instante
imperecedero convergió Todo lo conocido, todo lo innombrado.
¿A cuál? Pero si ya lo sabes... Díselo a la laringe. Y también al párpado,
unido a esa semilla suya del globo, dile que es demasiado tarde; dile eso en tercer lugar...
STANISŁAW BARAŃCZAK
(traducción de ANTONIO BENÍTEZ BURRACO Y ANNA SOBIESKA)